30 de marzo de 2009

El que paga manda...

La crisis siempre da de que hablar. Si bien muchos sostenemos que la estrepitosa debacle financiera encuentra su primera causa en la falta de ética de algunos pocos, es necesario recalcar la influencia que ha tenido el mal manejo de las técnicas financieras, administrativas y económicas por aquellos a quienes denominamos expertos en la materia.

Así como la crisis tiene mucha tela de donde cortar, de igual modo sucede con los rescates financieros que están sucediendo en todo el mundo. Si es bueno o no pedir auxilio a los gobiernos políticos en materias que podría parecer que no les concierne del todo es algo que, honestamente, no tengo idea. Mis conocimientos de economía son terriblemente limitados y, por tanto, no puedo hacer más que proponer dudas:

1. ¿Es prudente que, en una dinámica de libre mercado, un factor externo introduzca las grandes sumas de capital como se está haciendo?
2. ¿Las enormes cantidades de dinero que se introducen, que corresponderían a más de 100 millones por habitante en este pequeño planeta, están siendo “desinteresadamente” (más bien equitativamente) utilizadas?
3. ¿Qué tanto puede exigir el gobierno de las empresas a las que les da el capital?

Esta última pregunta es la que me parece, de fondo, más compleja en términos éticos. Es la que permite más matices en su respuesta. En una nota del “Economista” se deja ver cómo es que Rick Wagoner, gerente general de General Motors, renunció a su cargo a petición de la Casa Blanca. De igual modo, al final de la nota, se ve cómo se condiciona a Chrysler a recibir otro tanto del rescate económico a condición de que pueda unirse con la automotriz “Fiat”. Del mismo modo, ¿quién puede olvidar los continuos problemas de AIG y las “limitantes” en su repartición de bonos (pactados antes del rescate e incluso de la crisis) a ejecutivos?

Supongamos que es correcto, y por el bien de todos, que el rescate financiero ocurra, tal como está sucediendo. Igual queda la pregunta de si los actores políticos deben de decidir por los agentes económicos. Si el sistema funciona rescátenlo, de otro modo: ¿no valdría más la pena dejarlo morir y reconstruirlo?

Un dato curioso respecto a la renuncia de Wagoner a GM es que su sucesor es, ni más ni menos, el ex presidente de Northrop Grumman Corp., una de las más importantes contratistas de defensa en los Estados Unidos, Kent Kresa.

2 comentarios:

  1. 1. Sí, cuando la afectción de una empresa repercute en la salud económica de un pais.

    2. No lo creo, siempre hay un titiritero.

    3. Lo que marquen las diferentes legislaciones.

    Saludos `CPG

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  2. Anónimo:

    Si asumo la respuesta 2, que nunca hay una equilibrada o justa intención (que me parece que es lo que intentaste decir aunque no sea lo que dice exactamente) entonces me parece importante regresar a la pregunta 1: ¿Es prudente que el factor externo al mercado invierta? Si hacemos una análisis en cada caso me parece que en ocasiones podríamos decir que sí, en otras que no, ¿deberíamos hacer entonces una regla general?
    Lo que respecta a la respuesta 3 la respuesta no me deja del todo satisfecho. Entiendo que la legislación en países libres es la expresión de la voluntad popular, sin embargo dudo que exista legislación específica en este respecto (no lo sé). Quizá se debería trabajar en eso antes de permitir lo que sea por parte del Estado y las empresas.

    Saludos,

    Diego

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